Antienvejecimiento

¿Qué es el estrés oxidativo? Causas, síntomas y cómo combatirlo.

¿Qué es el estrés oxidativo? Las causas, los síntomas y cómo combatirlo 

En el mundo occidental moderno el estrés puede convertirse en un compañero cotidiano. Entre las diversas formas en que puede manifestarse está también el estrés oxidativo. ¿De qué se trata? ¿Cuáles son las causas del estrés oxidativo? ¿Y cómo se combate?

El estrés oxidativo es la consecuencia de la pérdida de equilibrio entre factores oxidantes y factores antioxidantes dentro de la célula. Si se prolonga en el tiempo, puede dañar numerosas estructuras celulares, aumentando el riesgo de problemas de salud incluso graves. Los daños promovidos por el estrés oxidativo son a su vez una fuente de factores oxidantes. Por ello puede crearse un círculo vicioso en el que el estrés oxidativo contribuye a su propio mantenimiento. Afortunadamente, para combatir a este enemigo de la salud puede ser suficiente una herramienta al alcance de todos: un estilo de vida lo más sano y equilibrado posible.

Estrés oxidativo y radicales libres

Las dos clases principales de moléculas oxidantes (o radicales libres) son las especies reactivas del oxígeno (ROS) y las especies reactivas del nitrógeno (RNS). En condiciones de estrés fisiológico (eustrés), ROS y RSN están presentes en pequeñas cantidades y regulan la expresión génica, la activación de receptores, el reconocimiento de agentes patógenos, la supervivencia de la célula y su capacidad de proliferar, migrar y diferenciarse. Sin embargo, si su producción es elevada puede generarse una condición de estrés tóxico (distrés).

En esta condición los radicales libres pueden oxidar moléculas distintas de sus blancos naturales, dañándolas y comprometiendo su funcionalidad. El distrés se acentúa cuando la producción excesiva de moléculas oxidantes se asocia a un debilitamiento de los mecanismos que deberían proteger las estructuras celulares de la oxidación. De hecho, la célula también está equipada con el arsenal necesario para evitar que los radicales libres la dañen, incluidos, por ejemplo, la bilirrubina, la melatonina, el ácido úrico y una serie de enzimas antioxidantes.

¿Cuáles son las causas del estrés oxidativo?

De por sí la producción de factores oxidantes es un fenómeno natural y necesario; se generan tanto cuando la célula produce energía utilizando oxígeno como cuando diferentes enzimas realizan su función. Sin embargo, también existen causas de estrés oxidativo que provienen del ambiente externo y que pueden favorecer la condición de distrés.
Entre las más comunes se incluyen:

  • el humo del tabaco;
  • la contaminación;
  • los rayos infrarrojos;
  • los ultravioletas;
  • el deporte.

Estrés oxidativo y deporte

El primer motivo por el cual el deporte y, en general, la práctica de la actividad física están asociados al aumento del estrés oxidativo es simple: con el ejercicio el flujo de oxígeno en el cuerpo aumenta. Además, los microtraumas musculares inducidos por el ejercicio atraen glóbulos blancos cuya actividad favorece el aumento de los radicales libres. Estos fenómenos son completamente fisiológicos, pero si se quieren evitar efectos indeseados sus consecuencias deben limitarse en el tiempo.

De hecho, el estrés oxidativo está asociado a la inflamación. Por un lado, un cierto grado de inflamación después de la actividad física es útil tanto para la regeneración del músculo como para la adición de nueva masa muscular. Por otro lado, si la inflamación se prolonga excesivamente puede comprometer la recuperación funcional, promoviendo síntomas como debilidad y dolores musculares y reduciendo, por ejemplo, el rendimiento deportivo en los días siguientes. Por el contrario, la atenuación del estrés oxidativo mejora las performance tras el entrenamiento y la competición.

¿Cómo se manifiesta el estrés oxidativo?

Incluso antes que con síntomas evidentes como la reducción del rendimiento deportivo, un estrés oxidativo elevado se manifiesta en forma de daño a biomoléculas fundamentales: los lípidos, las proteínas y los ácidos nucleicos (ADN y ARN). Los lípidos pueden sufrir peroxidación. Esto también puede ocurrir a grasas de la serie Omega-3, que debido a este fenómeno pueden perder sus propiedades. Los Omega-3 y, en general, los lípidos peroxidados son extremadamente reactivos y pueden interactuar con proteínas y ADN, modificándolos de forma indeseada. También los bloques que forman el ADN y el ARN pueden ser oxidados; además, el estrés oxidativo puede literalmente romper la hélice del ADN, promoviendo mutaciones y otras peligrosas reorganizaciones del material genético. Cuando, en cambio, son las proteínas las que se oxidan, su conformación cambia y, en consecuencia, también cambia su funcionalidad.

A largo plazo, las alteraciones irreversibles de lípidos, proteínas y ácidos nucleicos y los daños estructurales y funcionales inducidos por ellas pueden promover la aparición de problemas de salud. Por ello un estrés oxidativo elevado y sostenido en el tiempo puede manifestarse en forma de:

  • neurodegeneración: el estrés oxidativo tiene sin duda un papel en la enfermedad de Alzheimer, y se supone que también está implicado en el desarrollo del Parkinson.
  • trastornos cardiovasculares: el aumento de los ROS está asociado a alteraciones funcionales y estructurales que comprometen la buena circulación. Los radicales libres han sido, por ejemplo, asociados a aterosclerosis, ictus, infarto y arteriopatías periféricas.
  • diabetes: un estrés oxidativo elevado puede comprometer la síntesis y el funcionamiento de la insulina, la hormona que permite reducir la glucemia. Además, también los mecanismos que conducen a las complicaciones vasculares de la diabetes involucran radicales libres.
  • tumores: es suficiente un estrés oxidativo de nivel moderado para generar mutaciones que favorecen el desarrollo del cáncer. Además, también la oxidación de proteínas y lípidos ha sido asociada a la aparición y progresión de tumores.
  • enfermedades autoinmunes: la oxidación puede llevar a la formación de moléculas que son reconocidas como extrañas por el sistema inmunitario, que por lo tanto las ataca dando lugar a fenómenos de autoinmunidad.
  • artritis reumatoide: el estrés oxidativo es tanto causa como consecuencia de la inflamación típica de esta patología. Además, los ROS pueden inducir la muerte de las células del cartílago y favorecer así la degeneración de las articulaciones afectadas por la enfermedad.
  • enfermedades renales: el estrés oxidativo es considerado una de las principales causas de daños renales y está asociado a varios de los factores de riesgo para la salud renal (hipertensión, diabetes y aterosclerosis).
  • patologías de la vista: degeneración macular senil, cataratas, uveítis, retinopatía prematura, queratitis e inflamación ocular son solo algunos de los problemas oculares asociados al estrés oxidativo.

Análisis del estrés oxidativo

Los posibles enfoques para el análisis del estrés oxidativo son de tres tipos. Por un lado, existen pruebas para la evaluación del estrés oxidativo basadas en el análisis de los niveles de algunos productos de la oxidación. Por otro lado, es posible recurrir a pruebas que evalúan directamente los niveles de radicales libres. Pruebas de este tipo se utilizan, por ejemplo, para evaluar los niveles de estrés oxidativo en el esperma de hombres con problemas de fertilidad. En este caso, entre las técnicas utilizadas para la medición directa se incluyen la quimioluminiscencia y la citofluorimetría, mientras que ejemplos de mediciones indirectas son las evaluaciones de la peroxidación lipídica, del potencial óxido-reductor y de la capacidad antioxidante total.

Finalmente, el análisis del estrés oxidativo puede basarse en pruebas genéticas; estas últimas, sin embargo, no evalúan los niveles de estrés oxidativo como tales sino la predisposición a acumular radicales libres tal como está escrita en los genes. 

¿Cómo se combate el estrés oxidativo? 

Como se mencionó, las armas de defensa celulares no siempre son suficientes para combatir eficazmente los radicales libres, sobre todo cuando se producen en grandes cantidades. ¿Qué se puede hacer, entonces, para disminuir el estrés oxidativo? Por un lado, es posible intentar prevenir el estrés oxidativo limitando la exposición a agentes que promueven la formación de radicales libres, como el humo del tabaco. Por otro lado, es posible enriquecer el propio arsenal anti-radicales libres gracias a alimentos fuente de antioxidantes exógenos (es decir, procedentes del exterior del organismo) y suplementos contra el estrés oxidativo.

¿Cómo funcionan los antioxidantes ingeridos con alimentos y suplementos?

Existen diferentes tipos de antioxidantes:

- los antioxidantes primarios previenen la formación de radicales libres;
- los antioxidantes secundarios los eliminan;
- los antioxidantes terciarios reparan las moléculas dañadas por el estrés oxidativo.

¿Cuáles son los mejores antioxidantes naturales?

Entre los mejores antioxidantes naturales exógenos se incluyen la vitamina C, la vitamina E, los carotenoides, el selenio, el zinc, los compuestos fenólicos, las lecitinas y la coenzima Q10. Se encuentran en los alimentos, sobre todo en los de origen vegetal; no por casualidad, una alimentación rica en frutas y verduras consigue contrarrestar eficazmente las consecuencias del estrés oxidativo.

ANTIOXIDANTES NATURALES EXÓGENOSFUENTES
Vitamina CFrutas y verduras (cítricos, kiwis, fresas, espinacas, brócoli, coles de Bruselas, pimientos rojos), suplementos
Vitamina EAceites vegetales, brócoli, almendras, nueces, semillas, suplementos
CarotenoidesVerduras de hoja verde (coles, espinacas), frutas y otras verduras (kiwis, albaricoques, tomates, zanahorias) – mejor si se consumen con una cantidad significativa de grasas, como los huevos – suplementos
Compuestos fenólicosFrutas (frutas del bosque, uvas, cítricos, albaricoques, manzanas, ciruelas, cerezas, melocotones, frutas tropicales), verduras (cebollas, espinacas, brócoli, coliflor, alcachofas, tomates, zanahorias), legumbres, aceitunas, especias y hierbas (clavos de olor, cúrcuma, perejil, apio, menta, romero, tomillo, salvia, jengibre), infusiones (té, cacao), aceites, suplementos
LecitinasAceites vegetales (soja, maíz, girasol), suplementos
SelenioCamarones, ostras, atún, carne, frutos secos, pasta, suplementos
ZincCarne, moluscos, guisantes, champiñones, espinacas, legumbres, espárragos, brócoli, frutos secos, cacao, suplementos
Coenzima Q10Pescado graso (salmón, atún), vísceras (hígado), cereales integrales
CurcuminaCúrcuma, suplementos

También se atribuyen propiedades antioxidantes a los ácidos grasos Omega-3. Este es uno de los motivos por los que se consideran aliados de la salud de los deportistas: pueden ayudar a gestionar el estrés oxidativo post-entrenamiento y post-competencia y, sobre todo, los fenómenos inflamatorios asociados.

¿Cuáles son los mejores suplementos antioxidantes?

Hoy en día muchos de los antioxidantes presentes en los alimentos también pueden tomarse en forma de suplementos contra el estrés oxidativo. Desafortunadamente, su eficacia no siempre es comparable a la del consumo de frutas y verduras. En algunos casos también se han constatado efectos secundarios completamente inesperados. Por ello, por ejemplo, los suplementos de betacaroteno no se recomiendan a los fumadores: a pesar de su potencial antioxidante, en quienes fuman pueden aumentar el riesgo de cáncer de pulmón. En otros casos, como en el de la vitamina E, los efectos negativos están asociados al consumo de dosis muy elevadas de antioxidantes.

Es por tanto fundamental que los suplementos contra el estrés oxidativo se tomen solo después de asegurarse de la ausencia de contraindicaciones (como fumar en el caso del betacaroteno). Al mismo tiempo, es importante asegurarse de que las dosis de antioxidantes aportadas no sean excesivas. Estas precauciones, junto con la de preferir productos que garanticen altos estándares de pureza y frescura de los ingredientes, permiten obtener de los suplementos antioxidantes los máximos beneficios posibles sin riesgos para la salud.

Por último, una curiosidad. En algunos suplementos la presencia de antioxidantes tiene una función específica adicional: proteger de la oxidación a los otros ingredientes. Por ejemplo, la vitamina E, utilizada en concentraciones no peligrosas, puede emplearse para evitar la oxidación de los Omega-3 presentes en los suplementos de aceite de pescado y garantizar así la calidad del producto. En los suplementos de Omega-3 de aceite de kril esta acción la realiza otro antioxidante natural, la astaxantina, un carotenoide presente de forma natural en dicho aceite.


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