Enfermedad del hígado graso no alcohólico (SAN): Omega-3 para una mejor salud
Suplementos Omega 3: una ayuda válida también para la esteatosis hepática no alcohólica (EHNA)
La salud del hígado de los pacientes que sufren de esteatosis hepática no alcohólica puede mejorarse aumentando la ingesta de ácidos grasos Omega-3 de origen marino. A esta conclusión llegó un grupo de expertos, liderado por Gail Masterton del Royal Infirmary of Edinburgh (Edimburgo, Reino Unido), en un artículo publicado en la revista Alimentary Pharmacology and Therapeutics. Los autores del estudio analizaron los resultados obtenidos en 4 diferentes investigaciones realizadas en humanos y demostraron que los Omega tres mejoran la salud y funcionalidad del hígado. No solo eso: estos ácidos grasos también aumentan la sensibilidad a la acción de la hormona insulina, indispensable para regular el metabolismo de los azúcares, en quienes padecen este trastorno.
Hígado graso, una enfermedad sin síntomas
La esteatosis hepática no alcohólica, también conocida como hígado graso no alcohólico, es un trastorno caracterizado por la acumulación de grasa en el hígado. Esta condición es diagnosticada cada vez con más frecuencia en personas con problemas de obesidad o diabetes, pero también puede presentarse tras intervenciones de bypass intestinal o en asociación con el consumo de ciertos medicamentos. Este trastorno afecta entre el 10% y el 35% de la población mundial y se ha asociado con la creciente prevalencia de la obesidad. Por desgracia, los médicos aún no han identificado una terapia definitiva para su tratamiento. Por lo general, dicha acumulación de grasa no produce síntomas particulares. Sin embargo, la esteatosis puede aumentar el riesgo de inflamación hepática y causar insuficiencia hepática. La probabilidad de que un hígado graso no alcohólico evolucione a una situación mucho más grave afecta solo al 5-10% de los casos. Sin embargo, algunas condiciones como niveles elevados de colesterol y triglicéridos en sangre, obesidad, síndrome metabólico y resistencia a la insulina pueden aumentar este riesgo.
Omega-3 contra las grasas en el hígado
Numerosos estudios han demostrado los beneficios de los Omega-3 para quienes padecen diversas patologías, incluidos los trastornos cardíacos y las alteraciones de los niveles de colesterol y grasas en sangre. Más recientemente se han recopilado datos también sobre el potencial de estos nutrientes para el tratamiento de la esteatosis no alcohólica. En particular, los Omega-3 desempeñan una función reguladora importante sobre la expresión de los genes hepáticos. Los investigadores destacaron que los estudios realizados en humanos han confirmado los resultados obtenidos en animales, según los cuales estos nutrientes reducen la acumulación de grasa a nivel hepático, mejoran la sensibilidad a la acción de la insulina y disminuyen la presencia de marcadores de inflamación.
El mecanismo de acción
Aunque algunos estudios han demostrado la eficacia de los Omega-3 para contrarrestar los trastornos asociados a la obesidad, hasta ahora ninguna investigación ha aclarado los mecanismos mediante los cuales estos ácidos grasos mejoran la salud de quienes padecen hígado graso. Para Masterton y su equipo, la acción más importante ejercida a nivel hepático por estos nutrientes sería la regulación de la expresión génica. Este fenómeno permitiría, de hecho, que el metabolismo hepático pase de la producción y acumulación de grasa a su oxidación y consumo. Según los investigadores, el efecto sobre la acción de la insulina, su actividad antiinflamatoria y la capacidad de reducir los niveles de TNF, una molécula asociada a la inflamación, podrían ser otros posibles mecanismos que contribuyen a la eficacia de los Omega-3 frente a este trastorno.



