Los suplementos de Omega-3 alivian los síntomas del trastorno por déficit de atención e hiperactividad en los niños.
TDAH: los omega-3, una gran ayuda para la patología que afecta a niños y adolescentes
Altos niveles de Omega-3 EPA (ácido eicosapentaenoico) y DHA (ácido docosahexaenoico) en los glóbulos rojos favorecen la atención, la alfabetización y mejoran el comportamiento de los niños afectados por Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Los mismos resultados se observan cuando, en los eritrocitos, disminuye la proporción entre la concentración de Omega-6 y la de Omega-3.
Así lo descubrieron los investigadores del Sanson Institute for Health Research de la University of South Australia, en Adelaida, realizando un estudio en el que compararon los efectos sobre el TDAH del EPA y del DHA. Los resultados de la investigación fueron publicados en la revista Journal of Attention and Disorder.
Omega-3 y salud cerebral
Numerosos estudios demuestran que los Omega-3 mejoran el desarrollo cerebral y las funciones cognitivas, ya que son componentes esenciales del sistema nervioso. En particular, el DHA compone hasta el 30% del cerebro. Es un componente de las membranas de las neuronas y contribuye a regular su crecimiento, estabilidad y comunicación con otras células neuronales. La carencia de Omega-3 parece estar asociada a numerosas disfunciones cerebrales como el Alzheimer en adultos, o a trastornos del comportamiento y del aprendizaje en niños. En este sentido, suplementos que contienen EPA y DHA han demostrado ser útiles para mejorar los síntomas de los trastornos neuropsicológicos típicos de la infancia. Los mismos autores del estudio, en una publicación anterior en la revista Nutrition, informaron que un aumento de DHA en los glóbulos rojos se asociaba a una mejora de la alfabetización en niños con dificultades de aprendizaje. Los suplementos de Omega-3 parecen tener efectos positivos también en el caso del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, un defecto evolutivo caracterizado por dificultad de concentración e hiperactividad motora, debido a la alteración del transporte de los neurotransmisores dopamina y noradrenalina.
EPA y DHA mejoran los síntomas del TDAH
La doctora Parletta, quien dirigió el estudio, y sus colegas reclutaron a 90 niños afectados por TDAH que, de manera aleatoria, fueron divididos en tres grupos. Uno recibió una suplementación diaria con aceite de pescado que contenía 1109 mg de EPA y 108 mg de DHA. El segundo grupo recibió un suplemento de aceite de pescado que contenía 1032 mg de DHA y 264 mg de EPA. Al tercer grupo, el de control, se le asignó un suplemento con aceite de cártamo, compuesto por 1467 mg de ácido linoleico. Cada grupo siguió el tratamiento durante 4 meses, cambiando luego de suplemento por otros 4 meses y así sucesivamente, hasta recibir los tres tipos de aceite. Al inicio del ensayo y después de 4, 8 y 12 meses, se midieron en cada niño los niveles eritrocitarios de ácidos grasos y se evaluaron las características cognitivas, de aprendizaje y de comportamiento mediante pruebas específicas. De las observaciones iniciales, obtenidas en 53 niños, no surgieron diferencias significativas entre los tres grupos. Análisis posteriores demostraron una relación entre altos niveles de Omega-3 en los glóbulos rojos y la mejora de la atención, del uso del lenguaje y de la hiperactividad. Además, la disminución de la proporción entre Omega-6 y Omega-3 también parecía estar correlacionada con una mejora general de los síntomas del TDAH.
La importancia de los análisis de sangre
Según los resultados, los investigadores han planteado la hipótesis de que la suplementación con EPA y DHA puede mejorar el comportamiento y la atención en los sujetos afectados por el trastorno. En particular, el efecto beneficioso parece deberse principalmente al DHA, en contraste con estudios anteriores en los que el EPA parecía más eficaz Esta investigación pone de manifiesto la importancia de confirmar los resultados de los tratamientos con análisis de sangre, evaluando así la variación en la concentración de los nutrientes respecto al nivel basal, que es diferente en cada individuo. Además, hay que tener en cuenta que el metabolismo de los Omega-3 tampoco es igual en todos los sujetos. Esto explicaría por qué, en el estudio, individuos del mismo grupo de tratamiento no mostraban los mismos niveles de DHA y EPA. También en la investigación realizada por Schoentaler en 2007, la suplementación con vitaminas y minerales, en jóvenes con comportamiento agresivo habitual, no modificaba la conducta de aquellos cuya concentración sanguínea de minerales y vitaminas permanecía sin cambios. En cambio, se observaba una notable reducción de la agresividad en los sujetos en los que aumentaba la concentración de minerales y vitaminas en los glóbulos rojos. Con base en estos resultados, la tarea de los investigadores será confirmar el efecto beneficioso del DHA, realizando estudios de intervención que tengan en cuenta las diferencias interindividuales.
Fuente: Milte CM, Parletta N, Buckley JD, Coates AM, Young RM, Howe PR. “Increased Erythrocyte Eicosapentaenoic Acid and Docosahexaenoic Acid Are Associated With Improved Attention and Behavior in Children With ADHD in a Randomized Controlled Three-Way Crossover Trial.” J Atten Disord. 2013 Nov 8. doi:10.1177/1087054713510562



