Aterosclerosis: significado, causas, síntomas y tratamiento
¿Cuál es el significado del término “aterosclerosis”? Descubrámoslo junto con sus causas, síntomas y cómo se trata. A menudo escuchamos hablar de aterosclerosis, y no es casualidad: según los datos más recientes del Proyecto Cuore del Instituto Superior de Sanidad, el 7,3% de los italianos presenta angina de pecho, el 3,7% sufre de claudicación intermitente y el 3,4% de hipertrofia ventricular izquierda, y el 2,4% ha tenido un infarto de miocardio, todos ellos problemas de origen arteriosclerótico. Pero ¿qué es exactamente la aterosclerosis? ¿Y en qué se diferencia de la arteriosclerosis?
Aterosclerosis: el significado
Con el término aterosclerosis se hace referencia a la forma más común de arteriosclerosis, una condición de pérdida de elasticidad de las paredes arteriales. En el caso de la aterosclerosis, esta pérdida de elasticidad se debe a la formación de engrosamientos particulares (las placas ateroscleróticas, o ateromas) compuestos por colesterol, grasa, calcio y otras sustancias presentes en la sangre. A medida que aumentan de tamaño, las placas ateroscleróticas estrechan el diámetro interno de las arterias y pueden limitar significativamente el flujo sanguíneo, aumentando el riesgo de angina, infarto, ictus y arteriopatías periféricas.
Aterosclerosis: las causas
La formación de placas ateroscleróticas es un fenómeno asociado al envejecimiento. Sin embargo, algunos factores pueden promover su desarrollo incluso en personas jóvenes. Su causa principal es la presencia de concentraciones elevadas de colesterol en la sangre, especialmente de las denominadas LDL, Low Density Lipoproteins. En muchos casos esto se debe a una alimentación demasiado rica en grasas saturadas o grasas trans, pero no exclusivamente. A veces, de hecho, la causa subyacente es la hipercolesterolemia familiar, una condición genética que conlleva niveles elevados de colesterol en sangre. Además, diversos factores de riesgo pueden contribuir a la formación de placas, entre ellos:
- la diabetes;
- la hipertensión;
- el sobrepeso y la obesidad;
- un nivel insuficiente de actividad física;
- el tabaquismo;
- la herencia genética.
Aterosclerosis: los síntomas
Lamentablemente, la aterosclerosis no provoca síntomas hasta que el efecto sobre el flujo sanguíneo no se vuelve significativo. Como consecuencia, puede ocurrir que uno se dé cuenta de que padece esta enfermedad solo cuando desencadena una emergencia médica como un infarto o un ictus. En otros casos, puede detectarse antes por la aparición de dolores en el pecho (angina) y dificultad para respirar provocados por la reducción del flujo sanguíneo. Además, es posible experimentar entumecimiento, dolores e incluso infecciones en brazos, piernas y pelvis, donde se encuentran arterias periféricas que pueden verse afectadas por la aterosclerosis. Por último, la formación de placas ateroscleróticas también puede estar asociada a problemas intestinales y renales.
Aterosclerosis: el tratamiento
Exámenes adecuados (como una angiografía) pueden confirmar la presencia de placas ateroscleróticas. Una vez diagnosticada, el médico puede considerar apropiado recurrir a un procedimiento específico que permita dilatar las arterias en el punto del ateroma para permitir que la sangre fluya con mayor libertad (la angioplastia), o proceder con una intervención quirúrgica en las coronarias o carótidas afectadas por la aterosclerosis. En situaciones menos graves, pueden recetarse medicamentos (estatinas, secuestradores de ácidos biliares, niacina o fibratos) que ayuden a controlar los niveles de colesterol en sangre y a ralentizar el crecimiento de las placas. En cualquier caso, es importante actuar también sobre el estilo de vida. En particular, conviene:
- no fumar;
- limitar el consumo de grasas saturadas (típicas de las carnes, la mantequilla, los lácteos, los mariscos y los huevos), prefiriendo las grasas insaturadas como las monoinsaturadas del aceite de oliva y los Omega-3 del pescado (cuyo consumo puede aumentarse también mediante suplementos de aceite de pescado);
- evitar las grasas trans (presentes en algunas margarinas, productos que las contienen y ciertos fritos);
- limitar el consumo de bebidas alcohólicas (no más de dos copas pequeñas de vino – 125 ml cada una – al día para los hombres y no más de una para las mujeres y todos los adultos a partir de los 65 años);
- practicar una actividad física regular adecuada a las propias posibilidades.
Fuentes: . CuoreData, Il Progetto Cuore, Istituto Superiore di Sanità. Periodo 2008-2012. https://goo.gl/yyMtzU, 20/04/18 . Epicentro. Colesterolo e ipercolesterolemia. https://goo.gl/uhWPGi, 20/04/18 . MedlinePlus. Atherosclerosis. https://goo.gl/GY8xnh, 20/04/18 . MedlinePlus. Cholesterol. https://goo.gl/7QUWGr, 20/04/18 . MedlinePlus. Hardening of the arteries. https://goo.gl/ER6kGK, 20/04/18 . Ministero della Salute. Alcol. https://goo.gl/U3d3P6, 20/04/18 . Progetto Medusa. La tua salute. https://goo.gl/G2nSB5, 20/04/18 Imagen: By Irfansevket2905 [CC BY-SA 4.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)], from Wikimedia Commons



