Enfermedad cardiovascular, omega-3 y el estudio con conclusiones erróneas
Enfermedades del corazón: experto en omega 3 aclara todas las dudas al respecto
El Prof. William S. Harris, autoridad mundial sobre el papel de los omega 3 en las enfermedades cardiovasculares, critica las bases científicas que invalidan las conclusiones de un reciente metaanálisis que ha puesto en duda los beneficios de estos ácidos grasos. Las dudas surgidas recientemente sobre la utilidad de consumir Omega-3 para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares no se reflejan en la realidad de los hechos ni en el estudio. Así lo afirma el Prof. William S. Harris, profesor de medicina de la Universidad del Sur de Dakota (Sioux Falls, EE.UU.) y experto en Omega-3, en respuesta a los resultados publicados por Evangelos Rizos y colegas en el Journal of the American Medical Association1 (JAMA). Según Harris, Rizos y colegas llegaron a conclusiones demasiado definitivas basándose en un análisis estadístico mucho más restrictivo que los normalmente realizados y aceptados por la comunidad científica.
Omega-3 y enfermedades cardiovasculares, el porqué de las dudas
Los primeros estudios sobre los beneficios de los Omega-3 para el sistema cardiovascular se remontan a los años 70 del siglo pasado. Desde entonces los investigadores han reunido cada vez más pruebas a favor de la hipótesis de que aumentar el consumo de estos ácidos grasos protege contra las enfermedades que afectan al corazón y los vasos sanguíneos. Rizos y sus colegas reexaminaron los resultados de 20 estudios que, en total, implicaron a unos 70.000 individuos para entender si el consumo de Omega-3 contenidos en el aceite de pescado realmente reduce el riesgo de infarto, ictus o muerte prematura por problemas cardiovasculares. El objetivo del análisis, no el primero de su tipo, era aclarar un tema de gran actualidad. En realidad, las conclusiones de los autores han creado más confusión sobre el tema. Según Harris, esta confusión nace de las afirmaciones demasiado contundentes y generalizadas de Rizos y sus colegas, basadas en un análisis estadístico mucho más restrictivo que los estándares de la comunidad científica.
La importancia de un análisis estadístico correcto
Los autores del análisis publicado en JAMA concluyeron que los Omega-3 no ejercen ningún beneficio estadísticamente significativo sobre el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Pero ¿qué significa exactamente la expresión “estadísticamente significativo” en su interpretación? Una significación estadística no representa una certeza, sino una probabilidad. Un resultado estadísticamente significativo es un resultado que es mucho más probable que sea verdadero que falso. Cuando los investigadores realizan un análisis estadístico eligen cuán alta debe ser la probabilidad de que el resultado sea erróneo. Rizos y sus colegas decidieron establecer los parámetros de su análisis reduciendo esta probabilidad mucho más de lo que hacen normalmente los científicos. Esta elección arbitraria hizo que la asociación entre aceite de pescado y reducción del riesgo cardiovascular no fuera estadísticamente significativa. Harris explicó que, manteniendo los parámetros estadísticos estándar, habría resultado que el aceite de pescado reduce en un 9% el riesgo de muerte por una enfermedad del corazón. De los 16 análisis de este tipo realizados sobre diversos temas y publicados por JAMA en 2012, el de Rizos es el único que ha cambiado los parámetros estadísticos. Esta elección totalmente subjetiva transformó un efecto favorable de los omega 3 en un efecto nulo.
¿Cantidades demasiado bajas de omega 3?
Harris también se centró en otro aspecto técnico de los estudios incluidos en este análisis, precisando que en el 84% de los casos los Omega-3 se consumieron en forma de ésteres etílicos. Según investigaciones recientes esta forma particular de omega 3 se absorbe muy poco si se toma con el estómago vacío (24). Esto significa que, en realidad, la mayoría de los 70.000 individuos involucrados en el análisis podría haber consumido dosis de Omega 3 demasiado bajas como para obtener beneficios.
¿Es correcto generalizar los resultados?
Si lo relacionado con la estadística y las dosis consumidas son detalles bastante técnicos, la interpretación de los resultados lo es mucho menos y, según Harris, las conclusiones a las que llegaron Rizos y sus colegas son demasiado tajantes. El experto subraya que, precisamente en base a los conocimientos actuales sobre los beneficios del consumo de Omega-3, habría sido más correcto hacer distinciones basadas en el cuadro clínico de los pacientes que han consumido estos ácidos grasos. Harris está, por ejemplo, de acuerdo en que en pacientes con una edad media de 63 años a quienes se les ha diagnosticado una enfermedad cardiovascular y que están siguiendo una terapia médica óptima, el consumo de aproximadamente 1 gramo diario de Omega-3 durante 2 años no reduce los riesgos para el corazón y las arterias más de lo que ya hacen los tratamientos médicos en curso. La situación podría ser diferente para quienes consumen dosis mayores de Omega-3 o consumen 1 gramo durante más de 2 años. El análisis de Rizos, además, no demuestra que los Omega-3 no aporten ningún beneficio a pacientes en una fase más temprana de la enfermedad o que no estén recibiendo tratamientos óptimos. Por estos motivos, según Harris, los resultados de este amplio análisis no pueden aplicarse a la realidad.
Fuente:
(1) Rizos EC, Ntzani EE, Bika E, Kostapanos MS, Elisaf MS. Association between omega-3 fatty acid supplementation and risk of major cardiovascular disease events: a systematic review and meta-analysis. JAMA 2012;308:1024-1033.
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