Sistema cardiovascular

Omega 3 EPA y DHA, un dúo invencible de defensores del sistema cardiovascular

Omega 3 EPA y DHA, pareja invencible de defensores del sistema cardiovascular

Los Omega-3 EPA (ácido eicosapentaenoico) y DHA (ácido docosahexaenoico) actúan juntos y de forma específica en defensa del sistema cardiovascular. Por este motivo, garantizarse el aporte adecuado de ambos nutrientes es la mejor estrategia para obtener el efecto protector más elevado posible para la salud cardiovascular. Este es el consejo de Dariush Mozaffarian y Jason Wu, expertos de la Harvard School of Public Health de Boston (EE.UU.), que han publicado en el Journal of Nutrition un análisis de los beneficios de los dos ácidos grasos observados en una serie de estudios realizados tanto en humanos como en animales. 


La importancia de consumir EPA y DHA con la alimentación

Son muchas las investigaciones que, desde los años 70 del siglo pasado hasta hoy, han demostrado los beneficios para la salud cardiovascular asociados a los Omega-3 presentes en el pescado y en el aceite de pescado. Sin embargo, ningún estudio ha aclarado si los dos principales Omega-3 de origen alimentario, el EPA y el DHA, tienen efectos superponibles o complementarios. Lo que se sabe es que el DHA debe consumirse directamente a través de la alimentación porque el organismo humano solo es capaz de sintetizar pequeñas cantidades a partir del EPA. También en cuanto a este último, la vía de consumo más eficaz es el pescado graso, por ejemplo el salmón, la caballa y los arenques, que contienen EPA en altas concentraciones e inmediatamente disponible para su uso. En este caso, sin embargo, parte de las cantidades requeridas por el cuerpo humano para mantenerse sano pueden obtenerse de algunos precursores presentes en alimentos vegetales, como el ácido alfa-linolénico (ALA). 


Un consumo combinado para obtener los máximos beneficios

El análisis realizado por Mozaffarian y Wu demuestra que en algunos casos EPA y DHA ejercen los mismos beneficios sobre el sistema cardiovascular. Son ejemplos de ello la reducción de los niveles de triglicéridos, el bienestar de las arterias, el menor riesgo de trombos y la mejora de algunos parámetros de la inflamación y del estrés oxidativo. Sin embargo, otros beneficios están específicamente asociados a uno de los dos Omega-3. El DHA, por ejemplo, reduce el riesgo de ataques cardíacos fatales asociados a las arritmias cardiacas, mientras que no está claro si el EPA también ejerce un efecto protector de este tipo. No solo eso, el DHA desempeña acciones específicas también sobre las partículas de colesterol. Por otra parte, algunos estudios indican que solo el EPA reduce la probabilidad de enfrentarse a problemas cardiovasculares no fatales. Sobre la base de estas evidencias, los autores del análisis recomiendan asegurarse una ingesta adecuada tanto de EPA como de DHA. Según los dos investigadores, un enfoque de este tipo permite beneficiarse de las acciones de ambos Omega-3 en todas las etapas de la vida. 


¿Un ejemplo?

Los niños no consiguen sintetizar niveles suficientemente altos de DHA a partir del EPA y para aprovechar las acciones específicas de este Omega-3 deben consumirlo directamente con la alimentación. 


¿Los alimentos vegetales garantizan suficiente EPA?

En cuanto al EPA, los investigadores han precisado que las cantidades de este ácido graso que se pueden sintetizar a partir del ALA presente en alimentos de origen vegetal, como las nueces, son bastante bajas. Sin embargo, este tipo de fuente alimentaria puede ser importante para quienes no comen suficiente pescado y, por lo tanto, no lograrían de otro modo los beneficios específicos del EPA. No solo eso, entre las posibles fuentes de Omega-3, Mozaffarian y Wu también recordaron la existencia de suplementos a base de EPA y DHA purificados, útiles para garantizar un aporte adecuado de ambos ácidos grasos. 


Las dosis recomendadas

Comentando los resultados del análisis, los dos investigadores subrayaron la importancia de nuevos estudios que permitan aclarar aún más las acciones específicas ejercidas por EPA y DHA. Precisamente porque el panorama de los efectos específicos de estos Omega-3 aún no está completo, por el momento no es posible afirmar cuáles son las cantidades exactas de cada ácido graso que deben consumirse diariamente. Sin embargo, para obtener los máximos beneficios cardiovasculares, no se debería bajar de los 250-500 miligramos al día en total de EPA+DHA.  


Nota de la redacción En Italia y en la zona UE, las recientes directrices oficiales especifican cantidades diarias precisas, según las siguientes declaraciones:


  • Salud del corazón:250 mg de EPA y DHA contribuyen a la función cardiaca normal.
  • Funciones cerebral y visual:250 mg de DHA contribuyen al mantenimiento de las funciones cerebrales y visuales normales.
  • Nivel de triglicéridos: 2000 mg de EPA y DHA contribuyen al mantenimiento de las concentraciones de triglicéridos en sangre.
  • Presión arterial: 3000 mg de EPA y DHA contribuyen al mantenimiento de la presión sanguínea.




Fuente:

 Mozaffarian D, Wu JH, “(n-3) fatty acids and cardiovascular health: are effects of EPA and DHA shared or complementary?”, J Nutr. 2012 Mar;142(3):614S-625S