Sistema cardiovascular

Omega-3 para el corazón: nuevas evidencias de su eficacia

Reducen el riesgo de fallecimiento por causas cardíacas, pero un análisis exhaustivo de décadas de investigación revela también otras potencialidades. He aquí por qué los Omega 3 son buenos para el corazón



Ahora parece haber poco espacio para las dudas: los Omega 3 son las grasas aliadas del corazón por excelencia. Incluso un análisis exhaustivo de la última revisión de los estudios realizados sobre el tema lleva a esta conclusión: la ingesta de suplementos de Omega 3 permite reducir el riesgo de fallecimiento por causas cardíacas (cardiopatías coronarias). 


La revisión en cuestión, fruto del trabajo de la Cochrane Collaboration (una red internacional sin ánimo de lucro que se ocupa de proporcionar información autorizada, relevante y fiable sobre salud), fue publicada en la Cochrane Library por un grupo de investigadores guiado por expertos de la Norwich Medical School (Norwich, Reino Unido), cuyo objetivo era aclarar cuáles son los niveles de Omega 3 asociados a la reducción del riesgo de problemas cardiovasculares analizando los estudios controlados aleatorizados realizados hasta la fecha. 


Según sus autores “aumentar EPA y DHA [respectivamente, el ácido eicosapentaenoico y el ácido docosahexaenoico, los dos Omega 3 abundantes en el pescado graso y en el aceite de pescado, ndr] tiene un efecto pequeño o nulo sobre la mortalidad o la salud cardiovascular”. Un análisis más detallado, como el realizado durante otras revisiones de las pruebas científicas disponibles, lleva sin embargo a una conclusión muy distinta, revelando el efecto significativo asociado a los tratamientos a base de Omega 3.


  • Omega 3 y salud del corazón: el estado del arte
  • Beneficios contra las cardiopatías coronarias
  • Ventajas enmascaradas
  • Los Omega 3 y los fallecimientos por causas cardíacas



Omega 3 y salud del corazón: el estado del arte



Los Omega 3 son ácidos grasos esenciales. De hecho, el organismo humano no sabe sintetizar su precursor (el ácido alfa-linolénico, ALA) y no consigue transformarlo eficientemente en las dos moléculas que realmente necesita, el EPA y el DHA. Años de investigaciones han demostrado la asociación entre una alimentación rica en estos Omega 3 y una buena salud del corazón y las arterias. Quien reveló este fenómeno por primera vez fue el estudio de las poblaciones de esquimales inuit: regímenes alimentarios ricos en fuentes de EPA y DHA (en particular pescado rico en Omega 3) están asociados a una incidencia limitada de problemas cardiovasculares. 


Sin embargo, los estudios controlados aleatorizados que han probado el uso de estos Omega 3 para la prevención de trastornos que pueden afectar al corazón y las arterias han producido resultados contradictorios.



¿Qué es un estudio controlado aleatorizado?



El análisis publicado en la Cochrane Library ha considerado precisamente estos estudios. ¿Pero de qué se trata exactamente? Un estudio controlado aleatorizado es un estudio en el que los participantes son asignados aleatoriamente a un grupo que será sometido al tratamiento objeto del análisis (en este caso la administración de Omega 3) o a un grupo de control que no será sometido a ningún tratamiento o que recibirá un placebo. Se trata de un estudio cuantitativo: los resultados de la intervención son medidos. En este caso, los resultados medidos fueron:


  • la mortalidad por cualquier causa;
  • la mortalidad por causas cardiovasculares;
  • los eventos cardiovasculares;
  • la mortalidad por cardiopatía coronaria;
  • los eventos asociados a la cardiopatía coronaria;
  • los ictus;
  • las arritmias;
  • la adiposidad;
  • los niveles de lípidos.



Beneficios contra las cardiopatías coronarias



La revisión de Cochrane ha asociado a los Omega 3 efectos positivos. Algunos se refieren a los niveles de lípidos en sangre. Los Omega 3 se han reconfirmado eficaces en la reducción de los triglicéridos (un efecto reconocido también por la EFSA, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) y capaces de aumentar las HDL (el llamado “colesterol bueno”). 


Otros se refieren en cambio a la capacidad de los Omega 3 de reducir los eventos asociados a las cardiopatías coronarias. Los autores archivaron esta prueba – por lo demás estadísticamente significativa – atribuyéndola a un error; sin embargo, un metanálisis anterior ya había establecido que el efecto detectado es significativo y real. El verdadero error fue no seguir las directrices de la propia Cochrane sobre la evaluación de las diferentes fuentes de error, un fuerte límite de este análisis. 



Ventajas enmascaradas



Lamentablemente, la revisión publicada por la Cochrane Collaboration se concentró solo en parte de las pruebas científicas disponibles sobre los beneficios de los Omega 3; de hecho, décadas de investigaciones no nos han dejado solo estudios controlados aleatorizados, sino también metanálisis (es decir, análisis estadísticos que tienen en cuenta los resultados de varios estudios haciendo una especie de media ponderada) y estudios epidemiológicos, además de investigaciones realizadas in vitro y en modelos animales. Además, sus autores excluyeron a priori al menos un estudio sin atenerse a criterios de exclusión predefinidos, y el análisis realizado contradice metanálisis anteriores que se han concentrado más atentamente en algunos de los efectos más relevantes obtenibles gracias a la administración de Omega 3 – en particular los relacionados con los fallecimientos por causas cardíacas, la presión arterial y los triglicéridos. Concentrándose en estos aspectos, la revisión habría estado caracterizada por la misma profundidad de análisis de las publicaciones que la precedieron y habría podido detectar también otros efectos positivos ligados a la ingesta de Omega 3.  


A esto se añade el hecho de que la definición elegida por los autores para lo que se llama “mortalidad por causas cardiovasculares” es diferente de la utilizada habitualmente, y respecto a otros metanálisis ya publicados limita el número de eventos considerados; esta elección también reduce la probabilidad de detectar efectos significativos, aún más a la luz del hecho de que la nueva revisión no incluye un número suficiente de participantes. De hecho, los casos considerados fueron unos 73 mil (menos de 37 mil por cada grupo – tratamiento y control) mientras que para evaluar la posibilidad de que los omega 3 tengan un efecto evitando el riesgo de resultados falsos negativos (es decir, el riesgo de no ver ningún efecto cuando en realidad hay uno) habría sido necesario analizar unos 155 mil casos por cada grupo. 


En conclusión, los beneficios que podrían haber surgido de una revisión de este tipo van más allá de los evidenciados por los autores de la publicación de Cochrane.



Omega 3 y fallecimientos por causas cardíacas


Ya en el pasado otros investigadores han analizado con más detalle los efectos de la administración de Omega 3, confirmando la reducción del riesgo de morir por causas cardíacas. Sus conclusiones apoyan las recomendaciones de la American Heart Association según las cuales los tratamientos a base de Omega 3 “son razonables”:


  • para la prevención secundaria de los fallecimientos por causas cardíacas y de la muerte cardíaca súbita entre los pacientes con cardiopatías coronarias;
  • para la prevención secundaria de eventos adversos en pacientes con insuficiencia cardíaca.


Si además se tiene en cuenta el bajo riesgo de efectos secundarios asociados a la suplementación con Omega 3, cualquier beneficio, aunque sea modesto, debe considerarse significativo. Atención, sin embargo: los mismos metanálisis que han confirmado los beneficios de los Omega 3 contra los fallecimientos por causas cardíacas han identificado otros factores a tener en cuenta:


  • la dosis de Omega 3 – los tratamientos que han resultado más eficaces son aquellos en los que se han utilizado dosis de EPA+DHA superiores a 1 gramo al día;
  • el riesgo cardiovascular de base – los tratamientos han resultado más eficaces entre los pacientes con triglicéridos o colesterol “malo” altos (iguales o superiores a, respectivamente, 150 mg/dl o 130 mg/dl);
  • la ingesta de estatinas – la eficacia de los tratamientos ha resultado mayor en los estudios en los que se hacía un menor uso de ellas.


Teniendo en cuenta todos estos factores es posible optar por la ingesta de Omega 3 y evaluar qué beneficios se pueden obtener.   


Fuentes: Abdelhamid AS et al. Omega-3 fatty acids for the primary and secondary prevention of cardiovascular disease. Cochrane Database Syst Rev. 2018 Jul 18;7:CD003177. Doi: 10.1002/14651858.CD003177.pub3 Alexander et al. A Meta-Analysis of Randomized Controlled Trials and Prospective Cohort Studies of Eicosapentaenoic and Docosahexaenoic Long-Chain Omega-3 Fatty Acids and Coronary Heart Disease Risk. Mayo Clin Proc. 2017 Jan;92(1):15-29. doi: 10.1016/j.mayocp.2016.10.018 Dyerberg J and Bang HO. Haemostatic function and platelet polyunsaturated fatty acids in Eskimos. Lancet. 1979 Sep 1;2(8140):433-5 European Commission. EU Register of nutrition and health claims made on foods. https://goo.gl/faHW7R. 25/09/18 Maki KC and Dicklin MR. Omega-3 Fatty Acid Supplementation and Cardiovascular Disease Risk: Glass Half Full or Time to Nail the Coffin Shut? Nutrients. 2018 Jul 4;10(7). doi: 10.3390/nu10070864 Maki KC et al. Use of supplemental long-chain omega-3 fatty acids and risk for cardiac death: An updated meta-analysis and review of research gaps. J Clin Lipidol. 2017 Sep - Oct;11(5):1152-1160.e2. doi: 10.1016/j.jacl.2017.07.010 The Goed Current – Breaking News. Negative Cochrane Review on Omega-3s and Cardiovascular Outcomes Published. 2018 July 17 Imagen:Pixabay