Sistema inmunitario

La vitamina D retrasa la progresión de la esclerosis múltiple

Esclerosis múltiple: curso más lento gracias a la vitamina D


La vitamina D puede reducir los síntomas de la esclerosis múltiple y ralentizar la progresión de los daños al sistema nervioso. Parece que, en las fases iniciales de la enfermedad, los pacientes con niveles adecuados de vitamina D en el suero pueden desarrollar hasta un 57% menos de lesiones cerebrales en comparación con aquellos con niveles más bajos. 


Así lo descubrieron los investigadores del Departamento de Epidemiología y Nutrición de la Harvard School of Public Health de Boston (EE. UU.). El estudio, publicado en la revista JAMA Neurology, investigó la relación entre la vitamina D y la esclerosis múltiple en pacientes que mostraban los primeros síntomas de la enfermedad. 




Deficiencia de vitamina D y esclerosis múltiple

La esclerosis múltiple es una patología crónica-degenerativa que afecta las fibras nerviosas. En los sujetos afectados se produce un daño a la mielina, es decir, la vaina compuesta principalmente por lípidos que rodea los axones de las neuronas, protegiendo los nervios y acelerando la transmisión del impulso nervioso. 


La esclerosis múltiple parece ser una enfermedad autoinmune, es decir, causada por el ataque del sistema inmunitario a componentes del propio organismo, que son reconocidos como extraños. La patología se manifiesta con alteraciones del control muscular, del equilibrio y de la visión, y también compromete la memoria y el pensamiento. 


Investigaciones epidemiológicas han mostrado que la incidencia de la enfermedad es muy baja en países soleados y con un elevado consumo de vitamina D. Diversos estudios han confirmado, de hecho, un vínculo entre los bajos niveles de esta vitamina y la aparición de la esclerosis múltiple. 


La vitamina D también es conocida como la vitamina del sol; además de estar presente en muchos alimentos, puede ser sintetizada en el cuerpo humano a partir de un precursor, por acción de los rayos solares. La vitamina desempeña un papel importante en el crecimiento y desarrollo de los huesos, y en el funcionamiento del sistema inmunitario.



Altos niveles de 25-hidroxicolecalciferol atenuan los síntomas de la patología

El estudio involucró a 465 pacientes con esclerosis múltiple, participantes de un ensayo que tenía como objetivo comparar la eficacia del tratamiento precoz frente al tratamiento tardío con interferón beta-1b, un medicamento comúnmente utilizado para tratar la enfermedad. En cada paciente se midió el nivel sérico de vitamina D, en forma de su metabolito 25(OH)D (25-hidroxicolecalciferol), antes del inicio del estudio, y posteriormente a los 6, 12 y 24 meses de tratamiento. 


Luego se evaluó la evolución de la enfermedad en cada uno, teniendo en cuenta también las recaídas y discapacidades que manifestaban. Los investigadores descubrieron, al analizar los resultados, que los pacientes con esclerosis múltiple en fase inicial y con niveles adecuados de vitamina D mostraban una tasa un 57% menor de desarrollar nuevas lesiones cerebrales y una tasa de recaídas un 57% inferior respecto a quienes tenían niveles bajos de vitamina D. 


Altas concentraciones de la molécula se asociaban a una reducción anual del 0,41% en la pérdida de volumen cerebral, un importante indicador de discapacidad, y a una reducción del volumen de las lesiones cerebrales.



Efecto aditivo al del interferón

Los investigadores concluyeron que los niveles de vitamina D en sangre están relacionados con la progresión y los síntomas de la enfermedad. En particular, parece que los beneficios de la vitamina D son aditivos a los del interferón beta-1b, y que esta tiene un fuerte efecto protector sobre los procesos subyacentes de la esclerosis múltiple.

 Estos resultados subrayan la importancia de corregir la deficiencia de vitamina D, extendida en Europa y en Estados Unidos. 


Fuente: Ascherio A, Munger KL, White R. et al. “Vitamin D as an Early Predictor of Multiple Sclerosis Activity and Progression”. JAMA Neurol. 2014 Jan 20. doi: 10.1001/ jamaneurol.2013.5993