Adolescentes con sobrepeso: presión más baja gracias a los Omega 3

La ingesta diaria de Omega 3 reduce los valores de presión arterial en los chicos que, durante la adolescencia, sufren de leves problemas de sobrepeso. Así lo demuestra un estudio publicado en el Journal of Pediatrics, en el que los investigadores de la Universidad de Copenhague y de la Technical University of Denmark de Lyngby (Dinamarca) demostraron que bastan 16 semanas de tratamiento para que el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA) – los Omega-3 contenidos en el aceite de pescado – reduzcan la presión en 3 mmHg. Esto, explican los investigadores, corresponde a una reducción del 15% del riesgo de ictus en la población adulta.

La importancia de la salud cardiovascular en los adolescentes

Son los mismos autores del estudio quienes subrayan la importancia del control de la presión arterial en los chicos. De hecho, tanto los niños como los adolescentes que presentan valores de presión demasiado elevados están más predispuestos a sufrir de hipertensión en la edad adulta. Por ello los investigadores definen a los chicos con una presión demasiado alta como “prehipertensos”. Aún no se sabe si la hipertensión que estos chicos padecerán en la adultez es consecuencia de malos hábitos alimentarios y escasa actividad física que se arrastran desde la adolescencia a edades más avanzadas o si se debe a una verdadera programación de la presión arterial que ocurre antes de los veinte años. Sin embargo, preocuparse por el problema ya en la adolescencia es importante para no comprometer la salud en los años venideros.

Omega-3 para ayudar al corazón

Los Omega-3 son excelentes candidatos para el papel de remedios para prevenir este tipo de problema. De hecho, el efecto beneficioso para la salud cardiovascular del aceite de pescado – una fuente muy rica de estos ácidos grasos – es conocido desde los años 70. Su acción mejora las concentraciones de lípidos en la sangre, la presión arterial, la frecuencia cardíaca y las funciones vasculares, reduciendo también el riesgo de trombosis. Por esta razón, los estudiosos daneses quisieron probar la eficacia del EPA y del DHA en la adolescencia. En particular, el estudio involucró a 78 chicos de sexo masculino de entre 13 y 15 años. Y precisamente por lo que ya se sabía respecto a los efectos beneficiosos de los Omega-3, los autores decidieron incluir en la investigación solo a adolescentes ligeramente con sobrepeso.

Pocas semanas para proteger el futuro

Los chicos consumieron diariamente pan que contenía aceite de pescado en cantidades tales que proporcionaban 1,5 gramos de Omega-3 al día. Al final del estudio, la cantidad de EPA y DHA detectable en los glóbulos rojos de estos adolescentes había aumentado, respectivamente, un 1,2% y un 6,7%. En un segundo grupo de chicos, que no habían consumido el aceite de pescado, el aumento de los Omega-3 fue solo del 0,6% en el caso del EPA y del 4,1% en el caso del DHA. Además, los investigadores detectaron que al final de las 16 semanas en los chicos que habían incorporado en su dieta el pan enriquecido con Omega-3 la presión sistólica – la llamada “máxima” – había disminuido 3,8 mmHg. Al mismo tiempo, también el valor de la presión diastólica – correspondiente a la “mínima” – resultó reducida en 2,6 mmHg. No se observó, en cambio, ningún efecto sobre la relación entre el colesterol “malo” (o LDL) y el colesterol “bueno” (o HDL).

La hipótesis del mecanismo de acción

Sobre la base de los conocimientos sobre la acción del EPA y del DHA, los autores del estudio han planteado la hipótesis de que el efecto observado sobre la presión arterial durante la adolescencia depende de la competencia que se establece entre los Omega-3 y el ácido araquidónico. Este último, de hecho, es el precursor de moléculas que, al causar el estrechamiento de los vasos sanguíneos, aumentan los valores de la presión. Por el contrario, explican los investigadores, EPA y DHA podrían inhibir este mecanismo.  

Fuente 

1. Pedersen MH, Mølgaard C, Hellgren LI, Lauritzen L, “Effects of fish oil supplementation on markers of the metabolic syndrome”, J Pediatr. 2010 Sep;157(3):395-400, 400.e1. Epub 2010 May 15