El índice Omega-3 revela el estado de salud del corazón.

Corazón: el índice omega-3 indica su estado de salud

El consumo regular de pescado graso rico en omega 3 (caballa, salmón, arenque etc) está asociado a un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, como lo han demostrado numerosos estudios realizados en los últimos 30 años. Los niveles de los dos principales omega-3, el EPA y el DHA, en sangre, reflejan la ingesta de ácidos grasos insaturados ingeridos con los alimentos y eventualmente la de suplementos a base de aceite de pescado y aceite de algas. La concentración sanguínea de DHA y EPA puede medirse mediante el Índice Omega-3, u Omega-3 Index, una nueva herramienta para la evaluación del riesgo cardíaco.

Ya no son solo los niveles de colesterol y triglicéridos los que indican el riesgo cardiovascular: hoy la salud del corazón también se define mediante este nuevo factor.

El índice Omega-3: una medida de los omega-3 en la sangre

El Índice Omega-3 indica la cantidad de EPA y DHA sobre el total de ácidos grasos presentes en las membranas de los glóbulos rojos. La composición en ácidos grasos de los glóbulos rojos es por tanto un indicador del estado nutricional y del riesgo cardíaco.El índice omega-3 representa un elemento independiente respecto a la ingesta alimentaria estimada de omega-3. Existen de hecho diferencias relacionadas con el metabolismo o con la variabilidad genética de cada individuo, así como puede haber errores en la evaluación del consumo de omega-3 con la dieta, por ejemplo debido al consumo de variedades de pescado que contienen diferentes cantidades de EPA y DHA.

El índice Omega-3: la historia

El Índice Omega-3 fue desarrollado en 2004 como indicador del riesgo de muerte cardíaca súbita por William Harris, profesor de la Universidad del Dakota del Sur (EE. UU.), y por el profesor Clemens von Schacky, cardiólogo de la Universidad de Múnich (Alemania). La muerte cardíaca súbita es una muerte por paro cardiorrespiratorio que ocurre inesperadamente incluso en sujetos que nunca han mostrado disfunciones cardíacas. Harris y von Schacky descubrieron que el riesgo de este fenómeno fatal estaba relacionado con la cantidad de EPA y DHA en los glóbulos rojos. En particular, al revisar algunos importantes estudios epidemiológicos, encontraron que:

• Un Índice Omega-3 < 4% indica una alta probabilidad de muerte cardíaca súbita
• Un Índice Omega-3 entre 4 y 8% se asocia a un riesgo moderado
• Un Índice Omega-3 > 8% indica una situación de bajo riesgo

La probabilidad de eventos cardíacos fatales se reduce hasta en un 90% en los sujetos que pertenecen a la categoría con el valor más alto, respecto a los que tienen un índice más bajo. ¿Cómo se puede alcanzar un Índice Omega-3 óptimo? Un Índice Omega-3 del 8% se puede lograr mediante el consumo diario de aproximadamente 500 miligramos de EPA y DHA, obtenibles con dos o más porciones de pescado graso por semana, o mediante suplementos. El Índice Omega-3, al igual que otros factores de riesgo cardiovascular, puede ser modificado mediante un estilo de vida más saludable. 

Algunos estudios en la base de los hallazgos de Harris y von Schacky

La relación inversa entre los ácidos grasos omega-3 y el riesgo de muerte cardíaca súbita ha sido investigada por diversas investigaciones en las últimas décadas. En particular, Harris y von Schacky revisaron numerosas publicaciones científicas en las que se asociaban bajos niveles de omega-3 con el riesgo de muerte cardíaca súbita. Entre las investigaciones más importantes que apoyan las interpretaciones de los dos estudiosos se encuentra sin duda el “Health Study Physicians”, un estudio realizado sobre médicos, en los cuales se observó que los sujetos con un Índice Omega-3 del 6,53% tenían un 90% menos de riesgo de muerte cardíaca súbita en comparación con los que tenían un índice del 3,75%. En la misma línea, el “Cardiovascular Health Study” evidenció que niveles más altos de EPA y DHA en las membranas plasmáticas estaban fuertemente asociados con un menor riesgo de cardiopatía isquémica fatal. 

El estudio italiano “GISSI” fue realizado en 172 centros cardiológicos sobre más de 11.000 pacientes que habían sobrevivido a un infarto de miocardio. Los sujetos fueron divididos para recibir cuatro tratamientos diferentes: un grupo con omega-3, otro con vitamina E, un tercero con omega-3 y vitamina E, y un grupo de control con placebo. Al finalizar el período de estudio, el tratamiento con omega-3 resultó ser el único eficaz en la reducción del 10-15% en la mortalidad por infarto y del 40% en la muerte cardíaca súbita. Entre otros estudios considerados, también se encuentran aquellos realizados en algunas zonas de Europa con poblaciones caracterizadas por concentraciones de omega-3 en sangre relativamente bajas, como por ejemplo Belfast, donde la incidencia de muerte cardíaca súbita es de 122 por cada 100.000 personas al año.

En contraste, entre los japoneses, una población con una elevada ingesta alimentaria de omega-3, la incidencia media de muerte cardíaca súbita es de solo 7,8 por cada 100.000 personas al año. 

¿Cómo se calcula el Índice Omega-3?

El Índice Omega-3 es la suma de los ácidos grasos omega-3 EPA y DHA en las membranas de los glóbulos rojos y se expresa como un porcentaje de EPA y DHA sobre el total de ácidos grasos presentes en la membrana. La elección de usar las concentraciones en las membranas de las células sanguíneas se debe al hecho de que los ácidos grasos poliinsaturados en estas estructuras son más biológicamente estables (casi no varían de semana en semana). Además, las membranas de los glóbulos rojos son técnicamente más fáciles de analizar y reflejan la ingesta a largo plazo de EPA y DHA, indicando el estado real de omega-3, de forma análoga a la medición de hemoglobina glicosilada en el diagnóstico de la diabetes. Los efectos de EPA y DHA parecen derivarse principalmente de su capacidad para modificar la flexibilidad de las membranas celulares, haciéndolas más fluidas. La alteración de las propiedades físicas provocada a nivel de la membrana por EPA y DHA se refleja en la funcionalidad de las proteínas insertadas en ella, desencadenando una serie de reacciones dentro de la célula que culminan en la regulación de numerosos genes. Estos mecanismos conducen a algunos beneficios como la reducción de las moléculas inflamatorias, la disminución de los triglicéridos en sangre y la estabilización de las placas responsables de la aterosclerosis.

El test del Índice Omega-3

El Índice Omega-3 en sangre puede representar una nueva herramienta diagnóstica y utilizarse en la evaluación clínica rutinaria de los pacientes. Para su determinación se requiere el Omega-3 Index, un análisis de sangre que puede realizarse en laboratorios que siguen un riguroso sistema de control de calidad. La medición del Índice Omega-3 es altamente reproducible y los valores pueden obtenerse en pocas horas. Cuantificar los ácidos grasos en un individuo es útil para médicos y pacientes para estimar el riesgo de enfermedades cardíacas y alcanzar los niveles adecuados de omega-3 necesarios para reducir el riesgo de infarto y muerte súbita.

El HS-Omega-3 Index®

El HS-Omega-3 Index® es un kit proporcionado por U.G.A. Nutraceuticals que permite a cualquier persona determinar fácilmente su propio Índice Omega-3, utilizando la misma técnica empleada en los estudios clínicos de Harris y von Schacky. El HS-Omega-3 Index® incluye todo lo necesario para determinar el Índice Omega-3 en casa. Basta con recoger 3 gotas de sangre con una lanceta en un papel de filtro especial que deberá enviarse al laboratorio específico. El resultado será comunicado después de pocos días por correo electrónico directamente al cliente de forma totalmente confidencial.

Otras evidencias de la relación entre el Índice Omega-3 y la salud cardiovascular

Los ácidos grasos omega-3 tienen efectos antiarrítmicos; de hecho, pueden disminuir la frecuencia cardíaca, como lo demuestra un estudio realizado en 402 pacientes que recibieron 2,6 gramos al día de EPA y DHA. Después de 12 meses de tratamiento, el Índice Omega-3 pasó del 3,4% al 7,6% en el grupo de intervención y no sufrió cambios en el grupo placebo incluido en la investigación. Los sujetos que habían tomado omega-3 mostraron una reducción del 28% en el riesgo de taquicardia ventricular, fibrilación ventricular o muerte. 

Una investigación publicada en la prestigiosa revista Lancet en 2003 demostró que en pacientes con diagnóstico de enfermedad coronaria, la administración de 1,6 gramos al día de EPA y DHA aumentaba el Índice Omega-3 del 3,4% al 8,3% y reducía la progresión de las lesiones coronarias. Estos resultados sugieren que aumentar el Índice Omega-3 a niveles superiores al 8% puede mitigar la progresión de la aterosclerosis coronaria y reducir el número de placas inestables, disminuyendo el riesgo de infarto.

¿Un Índice Omega-3 óptimo también es beneficioso para los diabéticos?

Las relaciones entre el valor del Índice Omega-3 y el estado de salud parecen involucrar también otras patologías además de las estrictamente cardíacas. Un estudio publicado en Diabetes Care examinó la relación entre niveles elevados de ácidos grasos no esterificados, es decir, lípidos libres circulantes, y el riesgo de diabetes tipo 2, así como la posible acción moduladora de los omega-3. Los valores obtenidos en aproximadamente 5700 sujetos mostraron una mayor incidencia de diabetes en aquellos con las concentraciones más altas de ácidos grasos no esterificados y una significativa interacción de los omega-3. Los individuos con un Índice Omega-3 de 3,9% mostraban, de hecho, un mayor riesgo de diabetes en comparación con quienes tenían un Índice Omega-3 del 7,5%. Este último grupo fue, por tanto, el que mostró mayores beneficios, en línea con estudios que sugieren que un Índice Omega-3 igual al 8% se asocia a un menor riesgo cardiovascular.

Depresión posparto e Índice Omega-3 bajo: se ha encontrado una relación

Un Índice Omega-3 alto también representaría una ventaja para la salud mental, como se evidenció en una investigación publicada en 2013 en la revista Plos One. Según los investigadores, un bajo Índice Omega-3 podría ser un factor de riesgo para el desarrollo de depresión posparto, una condición que ocurre comúnmente en mujeres poco después del nacimiento del bebé. El estudio relacionó el Índice Omega-3 medido durante la semana 28 de gestación con la posible aparición de depresión posnatal a los 3 meses del parto. Los resultados evidenciaron un vínculo entre la enfermedad y la deficiencia de EPA y DHA en los glóbulos rojos, así como la necesidad de consumir una cantidad adecuada de pescado durante la gestación. Estos datos coinciden con los de otras investigaciones que han sugerido el papel protector de los omega-3 contra diferentes formas de depresión o trastornos del comportamiento en adultos, ancianos y jóvenes.

En adolescentes los omega-3 mejoran la atención

Un reciente estudio neerlandés, publicado en la revista Nutrients, demostró que un  Índice Omega-3 alto está positivamente asociado con ciertas capacidades cognitivas, medidas mediante pruebas específicas en adolescentes. En particular, los investigadores verificaron un aumento significativo de la capacidad para procesar información correspondiente a un aumento del 1% en el Índice Omega-3. Además, los jóvenes con valores más altos de este parámetro mostraban mayor atención y cometían menos errores durante las pruebas.

¿Cómo varía el Índice Omega-3 entre poblaciones?

A pesar de que las recomendaciones para una dieta sana y equilibrada incluyen el consumo de pescado al menos 2-3 veces por semana, en los países occidentales la ingesta de omega-3 es muy baja. En una de las encuestas más recientes, publicada en diciembre en Nutrients y realizada con datos de la población estadounidense sobre las concentraciones de omega-3 en sangre, se reveló que alrededor del 96% de los adultos tiene un Índice Omega-3 inferior al 4%. Un valor nada sorprendente, ya que la ingesta diaria media de EPA y DHA con la dieta es, respectivamente, de 8 y 50 miligramos al día. 

En esos mismos meses de 2015, un estudio reportó el Índice Omega-3 y el riesgo de enfermedad coronaria en una muestra representativa de adultos canadienses. En general, los resultados mostraron que menos del 3% de ellos presentaban un Índice Omega-3 asociado a bajo riesgo de enfermedades cardiovasculares. Pero estadounidenses y canadienses no son los únicos con un Índice Omega-3 bajo; un estudio publicado en meses recientes investigó el estado y distribución de los niveles de omega-3 en la población saudí y descubrió que el Índice Omega-3 era, en promedio, de 3,8, y que el 46% de las mujeres y el 39% de los hombres tenían un Índice Omega-3 incluso inferior al 3,5%.

Resumiendo, conocer tu Índice Omega-3 es importante porque:

• Es capaz de estimar el riesgo de muerte cardíaca súbita tanto en la población general como en pacientes con disfunción coronaria.
• Es fácilmente medible.
• Es más discriminante que la mayoría de los demás factores de riesgo conocidos.
• Permite identificar a los individuos que necesitan aumentar el consumo de omega-3 y evaluar posteriormente los progresos alcanzados.

Fuentes: Murphy RA, Yu EA, Ciappio ED, Mehta S, McBurney MI. Suboptimal plasma long chain n-3 concentrations are common among adults in the United States, NHANES 2003-2004. 2015 Nutrients. Harris WS. The omega-3 index as a risk factor for coronary heart disease. 2008 Am J Clin Nutr 87 (6): 19975-20025. Langlois K, Ratnayake WM. Omega-3 index of Canadian adults. 2015 Health Rep 26(11) 82-003-x. Bassam T, Superko HR, Caulfield M. Cardiovascular disease risk attributed to blood fish oil (omega-3 fatty acid) levels differ significantly in Saudi men and women. 2015 J Saudi Heart Asso. Weir NL, Tsai MY. n-3 fatty acids attenuate the risk of diabetes associated with elevated serum non-esterified fatty acids: the Multi-Ethnic Study of Atherosclerosis. 2015 Diab Care.